La patria capicúa
Por Martín Caparrós
Todos sabemos que el viejo truco de la promesa es lo que más funciona. De Dios en adelante, nadie que quisiera poder dejó de intentarlo. Pero no es tan fácil: hay que saber, hay que poder: la promesa es el arte de lo improbable, o sea: de cómo alguien es capaz de transformar lo que no se espera en la esperanza de los otros. El peronismo siempre fue el mejor prometedor en esta tierra de la gran promesa. El peronismo promete más y mejor que nadie, porque siempre es otro.
Lo impresionante es esa capacidad que tiene el peronismo para no ser nunca sí mismo. Y, por lo tanto, permitir cada vez la esperanza de depuración y regeneración: prometer todo el tiempo su propio cambio. Es maravilloso. La más hermosa música. Cada vez que el peronismo llegó al gobierno, enseguida dejó de ser "el verdadero peronismo"; así le pudo, cada vez, crecer una oposición que también se dijo peronista. Y que después, si llegó al gobierno, enseguida dejó de ser "el verdadero peronismo". Así le pudo, cada vez, crecer una oposición que también se dijo peronista. Y que después, si llegó al poder.
El peronismo nunca se acaba porque siempre consigue convencer a tantos de que no es el que es. Convencer de que es el que será -que se parece vagamente al recuerdo de lo que podría haber sido-. Ahora también, por suerte, hay una oposición verdaderamente peronista. Así estamos seguros de que esto va a seguir siendo la Argentina Potencia.
6 Comments:
Antológico. Aplicable a muchos otros gobiernos, a muchos otros países. Con y sin democracia. Un abrazo.
Sí, y así estamos...
Que lo parió, diría Mendieta.
Muy acertada razón (quizás no única, pero de relevancia) de un peronismo que ya juzgamos tan eterno como el agua y el aire. Hace un par de décadas, algunos compañeros de militancia gremial, "peronistas verdaderos" (es decir: que no estaban en el gobierno), me explicaban que "el peronismo no es un partido sino un movimiento". Viejo latiguillo que, ahora reflexiono, ha de tener efectos semánticos antes que políticos: "partido" evoca algo inerte y definitivamente roto; en cambio "movimiento"... ¡ah!, ¡eso promete estar vivo e ir hacia algún lado! Es maravilloso. E inefable, sí. Un abrazo.
grismar: hola y gracias, bien dicho en boca de Mendieta.
cinzcéu: la semántica del vocablo "movimiento", cierto, admite todo, aun lo indeseable. Y en la polisemia conviven, entre todo, las falsas acepciones. Lo que se degrada es lenguaje. Y algo más. ¿Quiénes eran los imberbes? Hoy los metrosexuales peronistas se depilan. Inefable abrazo a vos también.
Querido Gabriel, todo lo que dices lo podrÍa emplear para la mayoría de los gobiernos latinoamericanos y no latinoamericanos.
Lo que siempre me pregunto es ¿hasta cuendo? se que la respuesta nadie la sabe.
Un abrazo para ti.
Querida Magda, gracias. Un abrazo para vos también. Lamentables simetrías.
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