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17 agosto, 2007

Nunca estuve con Borges

Nueve meses antes de que muriera, le hice un reportaje a Borges. Fue en el departamento de la calle Maipú. Supongo que estaban Beppo, el gato, y Fanny, el ama de llaves. Fanny me hizo pasar y al ingresar, de reojo y por la puerta a medio entornar, vi la habitación y la cama que había sido de la madre de Borges, doña Leonor Acevedo. Pulcra y tendida, con un edredón rosado al medio, como una tumba de dos plazas. Con olor a matrimonio percudido, algo así. El viejo se asomó balbuceante y me extendió una sonrisa, los dedos de filamentos. Lo tomé del brazo. Tenía las comisuras húmedas y un bastón radiante, que extendía con ingravidez. También algo de rancia nobleza en cada uno de los gestos, en la solapa del traje oscuro, en la manera de sonreír al bies. No se manifestaba torpe, al contrario. Pero sí disfrutaba de mostrar instantes de indecisión. Pensaba y evocaba en vivo, con dilatada sabiduría, titubeando ante sus propias palabras. El fraseo: imaginé que doblaba las páginas de una ajada enciclopedia en un día de viento, avanzando y retrocediendo, leyendo por tramos. Hablamos. Le hice preguntas idiotas, respondió cosas bellas. Transmití de ese encuentro un pésimo reportaje, ostentoso, inteligente quiero decir. Se extendió en Almafuerte, en López Merino, en poetas de La Plata, mi ciudad, que yo hasta ese entonces buscaba negar. Hoy amo a Almafuerte, sigo negando a López Merino. Seguro que nunca lo querré. Borges habló luego de unos versos de Evaristo Carriego, desmintió a Kafka y también se mostró interesado por Menéndez Behety, otro de los poetas fundacionalmente vinculados a mi ciudad. No sé qué le dije de la poesía de Menéndez Behety. Algo ignorante, seguro. Luego Fanny le acercó una taza de té y el viejo la bebió lamentablemente, con sorbos como chasquidos. Me despedí, preguntó por el origen de mi apellido, y ya no recuerdo qué dedujo. Una etimología vulgar, seguro. La olvidé. Eso fue todo. Ni una miserable foto del encuentro. Ningún otro recuerdo memorable. Nada para destacar. A los cinco días reproduje en "El Día" un reportaje opaco. Desvaído y sin vuelo. Es una suerte, me repito siempre, poder seguir leyéndolo desde el balcón de los que no lo tocaron ni lo compartieron. No, jamás estuve con él.

18 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Veo que soy la primera y te felicito por la ironía de desmentir a tanto boboword que estuvo con Borges (y se fotografio y se (vano)glorió y no se saca el JLB de la boca sin suspirar ni recitarlo). Llegue a tu blog varias veces pero hoy QUERIA FELICITARTE y dejarmi comment.
Carolina

9:31 a. m.  
Blogger Andrea González-Villablanca said...

LA FOTOGRAFÍA DE UN RECUERDO IRÓNICO Y DE DILATADA SABIDURÍA...

SALUDOS

3:42 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Qué experiencia singular y maravillosa debió de ser para ti este momento, Gabriel. Personajes inolvidables. Yo no soy muy borgeana que digamos, pero se lo que el escritor significa en la literatura. Qué belleza, te felicito.

Yo creo que si hay fotografía, en el cuadro de la memoria, como dijera Proust.

1:21 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Leerte así hacen dar ganas a cualquier ganso como yo de sentarse y escribir, por suerte una segunda lectura deja ver que es tan difícil que mas vale releerte y disfrutarte con los pies apoyados en una mesa bajita.Para no ser tan necios.

8:00 p. m.  
Blogger Grismar said...

Siempre es un placer leer una buena descripción de un encuentro que jamás ocurrió, casi que nos deja sintiendo, a todos los demás, que tampoco estuvimos nunca con Borges.

7:31 a. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Carolina, gracias por tu entrada. Por suerte no tengo una fotografía que confirme que estuve, lo que me libera de (vañez)gloriarme. Un abrazo.

Andrea, el saludo dilatado, mujer. El beso.

¡Hola Magda! y gracias. Un buen abrazo en amistad, como siempre.

Ignatius, no se ponga a vender hotdogs en la vía pública, mi amigo, que son malos para la dentición. Mejor escriba, escriba, escriba Ignatius, que me parece lo tengo léido en algún lado. Abrazo.

Grismar, yo tampoco estuve allí, pero no puedo confirmarlo. Por eso el placer es recíproco. Te leo y el saludo siempre.

9:19 a. m.  
Blogger Cinzcéu said...

Me alegro, Gabriel: no haber estado nunca con Borges hace al disfrute insistente de sus textos magistrales. Saludos.

3:40 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Notón m´hijo, se le nota que no sigue la huella de los que van p'al rancho. En la picada.

rolodeacaballo

10:19 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Burla chévere, entre por causalidad o por azar, ¿no es lo mismo?

2:59 p. m.  
Blogger Antonia Romero said...

¡Qué envidia!

3:44 p. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

cinzcéu, compartamos entonces ese gusto distante. Abrazo, gracias. Te leo.

rolo, gracias por desensillar. El abrazo de siempre. Nos estamos viendo.

Anónimo: chévere, estoy contestando por casualidad. Nada más.

Antonia, gracias por la entrada. Nada que envidar, la envida es vacío de información. Un abrazo.

5:27 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

muy bueno, gabriel. hay una pequeña errata: el poeta que mencionaba Borges no era Menéndez Behety sino Matías Behety, cuyo cuerpo, según el mito, fue rescatado embalsamado y brillante, de todo el ajenjo que tenìa encima, en el cementerio de Tolosa. abrazo grande.

hf

8:38 p. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

HF: colosal error, claro. Puse Menéndez y es Matías, por supuesto. Gracias. El mito cuenta que varios lo han visto "embrillantado", si se me permite el término, y otros tantos más, en años posteriores, "embrillantarse" en ocasiones. Sí, sí: fe de errata. No lo corrijo para que quede consignado. Otras gracias.

11:06 p. m.  
Blogger Miguel Ángel Muñoz said...

Ese edredón, esa cama tumba, esos filamentos, los dedos nudosos. Lo he visto todo, sin haberle conocido. Magnífica crónica o invención, daría lo mismo. Saludos de reencuentro. Aquí acaba el verano al fin.

4:19 p. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Hola, Miguel Angel, el saludo y las gracias. Te sigo leyendo.

10:38 a. m.  
Blogger Elena said...

Lo dicho, entiendo, es una gran elipsis de lo que no se ha dicho. En el reverso de la moneda, en el mundo de las posibilidades, ud. ha escrito el ensayo que esperaba escribir siempre.
En el mundo de las posibilidades, Borges lo ha escrito a ud., lo ha inventado. Ha escrito que un escritor ha escrito un ensayo lúcido y ostentoso sobre él -Borges- y que luego lo ha negado. Ud. es un personaje y sigue un guión. En ese reducido cosmos, Borges es un demiurgo que al crear su personaje, se crea a través suyo.
En el mundo de las posibilidades, Borges no ha existido nunca. Y sólo es la imaginación de un ensayista que lo ha inventado.
Y así hasta el infinito.
Un abrazo.

8:20 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Si ud lo refuta, Elena, Báñez no tiene de donde agarrarse, pues la creación de ud. es la de él y la que sopló preliminarmente Borges, o sea: cadena aludida. Es complicado mantenerse en pie si nadie nos tira un eslabón. Saludos.

JAY

9:57 p. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Elena, sí: uno es una mera creación, apenas una conjetura. Y así podríamos refutarnos hasta el infinito. Abrazo

JAY, eslabón perdido. Un saludo. De algún lado voy a agarrarme.

7:28 a. m.  

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