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03 marzo, 2009

Chess

Es extraño cómo la subestimación puede derivar –como hija boba de la soberbia que es; como nieta de la ignorancia que también es- en actitudes tan pueriles como síntomáticas de su debilidad congénita: una respuesta burlona, un tono socarrón, una respuesta cargada de impotencia, al fin y al cabo. El gran ajedrecista Kasparov cuenta en sus memorias que durantes sus muchas partidas internacionales, tuvo ocasiones de enfrentarse con contrincantes de este tipo. Si bien el ajedrez es un juego ciencia –en donde la inteligencia se concentra en un campo de batalla simbólico reducido pero casi infinito en sus múltiples variantes-, Kasparov recuerda que sus partidas más complicadas y difíciles las debió llevar adelante con jugadores que lejos estaban de quienes, previo al encuentro y con actitudes declamativas, se mostraban “autosuficientes, altaneros, soberbios”. Al contrario, Kasparov ponía enorme atención y empeño en quienes solía definir los “discretos y pacientes adversarios”. Nombra en un caso al genial Bobby Fischer, y dice “intuitivo, imprevisible, racional, inclasificable”. Y aclara un rasgo nada menor. “Fischer tenía una doble cualidad: podía ser tan egocéntrico durante las partidas como humilde y reservado antes de los encuentros. Pero su inteligencia decisiva radicaba en una sola posición: él, mejor que nadie, comenzaba sus partidas previamente, semanas y meses, incluso; cuando sus oponentes, en cambio, apenas se estaban acomodando ante el tablero”. En cierta ocasión -recuerda el gran ajedrecista ruso- le preguntaron a Fischer por un encuentro internacional a disputarse en Nueva York durante el mes de mayo. Faltaban cinco meses, y Fischer respondió: "¿Mayo?, yo ya estoy moviendo".

2 Comments:

Blogger Alvaro G. Loayza said...

Gabriel, que bueno lo de Fisher, pero creo que no solo el ajedrecista sino cualquier deportista con cierto grado de grandeza y por ende de humildad, juega sus partidas o partidos en la cabeza muchas veces antes del inicio de ésta, tiene una vivencia anticipada que lo coloca en una ventaja decisiva ante sus contrincantes.

Te mando un fuerte abrazo y que buena la canción de Cohen que pusiste en tu post anterior!!!

11:36 a. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Sí, Alvaro, muy cierto. Porque la soberbia, que es finalmente y antes que nada nieta de la ignorancia, e hija de la altanería burlona, está en pelotas. Se cagan, claro, cuando les caen las fichas. Un abrazo desde el llano, mi amigo.

5:52 p. m.  

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