Neopopulismo viene en envase grande. Tiene propiedades antioxidantes de izquierda pero su fórmula renovada permite tanto el antisemitismo de última generación como el discurso fascista teñido de revolucionario. No hay contradicciones ni contraindicaciones. Pueden tomarlo quienes adhieren a regímenes fundamentalistas religiosos de ultraderecha, como el teocrático de Irán, como aquellos que apoyan el narcoterrorismo extorsivo. Consumido en dosis mediáticas, aumenta el ego y equilibra la retórica, controlando sensiblemente los estándares de corrección política. Dialécticamente inocuo, el producto se ha lanzado al mercado recubierto en carismático color rojo y es de muy grato sabor. La toma diaria de Neopopulismo muy ocasionalmente puede llegar a generar clientelismo, lo que se ha verificado en terapias de administración prolongada, pero por su amplio espectro paternalista está especialmente indicado para militares golpistas, pues reprime y mantiene encubiertos los síntomas de cualquier malestar popular. Sus componentes folclóricos del culto a la personalidad lo hacen muy fácil de digerir. Neopopulismo viene en envase solidario bajo licencia aprobada, pudiendo canjearse publicitariamente. Es de venta libre y gracias a su acción y efecto controlados posterga toda fecha de vencimiento. No es necesario el referéndum antes de su ingesta. Dejar lejos del alcance de los niños.
Posología: una dosis diaria entre discurso o canción, dejar disolver en la boca.
5 Comments:
No pude encontrar en el prospecto los efectos de una sobredosis. Los laboratorios instalados en latinoamérica no aclaran ese punto.
¿Genera adicción?
Jorge, los laboratorios satélite no siempre se hacen cargo. Es hasta ahí nomás, luego importa la 5a. Avenue.
Pablo, genera dicción.
Si genera dicción...por algo habrán querido callarlo, ¿no?
Si genera dicción, tal vez ahí esté lo bueno, salvo que aún creamos que los malos son sólo malos y los buenos son sólo buenos...Basta con leer este comentario malísimamente bueno y/o buenísimamente malo.
¿se entiende o mejor me callo?
Bueno, sí. También es cierto lo que decís. Sólo que muy modestamente creo que lo malo de otros no convalida -por oposición simple- las bondades de su opuesto. Blanco o negro son reduccionismos del discurso autoritario, ya que mencionamos la dicción. Luego, por cierto, creo que el populismo demagógico está sobradamente expuesto, y es lo que inevitablemente me produce rechazo, lo confieso. Gracias por tu valiosa entrada, y el abrazo!
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