Hacer el odio en "La Biblioteca Ideal" de Perfil
Las ciudades pueden ser, con perdón de la obviedad, territorios geográficos o mapas simbólicos. Es posible imaginar, desde luego, el sonido y los olores de cada centro, de cada barrio, de cada pueblo o metrópolis y también las convenciones y saberes que los trascienden.¿Qué pasa con los libros y su disposición, en qué lugar colocan los lectores, los escritores y la crítica a sus librerías? Un periodista peruano pregunta a un escritor y a un crítico dónde puede comprar libros. El crítico responde “en la zona de Palermo”. Declaración que enciende el debate con el otro, que considera casi un acto de irreverencia aquella recomendación.
El nada for export Parque Rivadavia, epicentro caótico y riquísimo de compra y venta está, por ejemplo, sobrevalorado. O no: Parque Centenario está subestimado. Sin expectativas, bajo la influencia de los fanáticos de Parque Rivadavia, recorro los puestos del Centenario esperando ver libros de texto, recetarios de cocina, a lo sumo algún manual del tipo “hágalo usted mismo”. Pero descubro, prejuicios inútiles, varios libros de narrativa en esas oscuras y prolijas cajas de exhibición. Impecable a pesar de sus más de 20 años, compro Hacer el odio, novela del platense Gabriel Bañez (que acaba de ganar el premio de Novela Letra Sur con La cisura de Rolando) que se publicó en 1984. Entre la sordidez, la inteligencia y el morbo, el personaje atenta contra casi todo sentido común en sus relaciones y se aleja de cualquier atisbo bien pensante o políticamente correcto (en tópicos vueltos lugares comunes como el de los desaparecidos o el nazismo); es difícil imaginar el efecto de lectura que generó en el contexto de su publicación, uno de los tantos elementos que convierten al libro en un necesario objeto de rescate. Los desplazamientos por La Plata, al mismo tiempo, contruyen un mapa arborescente (¿diagonal?) de sentido sobre el texto, que señala los pasos sobre los que hay que desconfiar.“Me reí, esos rasgos de urbanidad siempre me parecieron risibles. La violencia contenida, esa forma decorosa de sobrellevarla, de encubrirla, también es un producto urbanístico muy argentino”.
3 Comments:
Totalmente de acuerdo con todo lo expuesto. En Parque Centenario he conseguido también un par de joyitas (algo de Lispector, "Molloy" de Beckett y "En las Alturas" de Thomas Bernhard) entre otras cosas). Los puestos de Plaza Italia y Parque Rivadavia (del cual soy asiduo visitante por estar muy cerca de casa) no son más que repeticiones, en pocos puestos los mismos libros, y caros, son muchos de los que están en mesas de saldo en Corrientes. Supongo que la subestimación de la que hablás tiene mucho que ver en que esos libros interesantes permanezcan más tiempo en las pequeñas bateas. Otros puntos a tener en cuenta: el boulevard de Primera Junta y la librería de enfrente, la librería que está a la vuelta del Parque centenario, sobre Díaz Vélez. Una vez por semana me doy una vuelta.
De Bañez leo todo lo que cae en mis manos, soy una especie de fanático, "La cisura de Rolando" me pareció genial, seguramente coincidirás en que "Cultura" no se queda atrás, ni "Octubre Amarillo". No conseguí "Hacer el Odio" ni "Góndolas", que me recomendaron mucho. Hace poco, en su blog, Bañez puso el link para descargar "Virgen" (http://cortey.blogspot.com/2009/01/para-descargar-virgen.html), todavía no lo leo.
Saludos
Maguila (enviado por Sonia Budassi de su blog)
Suscribo por completo al comentario anterior.
Sus libros me encantan Bañez, espero ansioso el próximo.
Saludos Cordiales
Maguila, el abrazo, las gracias por tu generosidad!
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