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25 enero, 2008

La ecuación de la droga


"¡Cuidado con la vida! Yo la contraje. Estoy enfermo de vida". Recordé esta expresión de Vonnegut y también recordé, como en extensión de rizoma, algo que escribió William Burroughs: "Emitir no puede ser nunca mas que un medio para emitir más, como la Droga. Trate usted de utilizar la droga como medio para otra cosa (...) Al emisor no le gusta la charla. El emisor no es un ser humano (...) Es el Virus Humano". Seguir leyendo acá.

6 Comments:

Blogger Cinzcéu said...

La didáctica del horror, el sistema médico- legal- policial, la ecuación fascista, no implican charla ni diálogo sino iteración de clichés que fijan un único sentido legitimado. Cualesquiera otras entradas y miradas son, como mínimo, la palabra no "muy feliz ni adecuada" y, en el límite, el balbuceo del enfermo -"es el libro de un drogadicto"- que hay que acallar mientras se le cura el síntoma a como dé lugar.
No voy a hacer la apología de la droga ni del adicto (sería tan absurdo como su diatriba), pero hay por allí una frase de Burroughs que debería articularse con unos argumentos muy de esta época: "es un modo de vivir". ¿Acaso el modo de vida de una minoría mayormente pacífica, sufrida y no invasiva de la vida del resto no ameritaría su respeto antes bien que su persecución, cura y/o condena socio-penal? Flagrantes contradicciones ahí nomás, en la superficie de un discurso democratista que aborrece de una amañada noción de discriminación a la vez excluye y reprime determinadas -y vaya si socialmente determinadas- formas de vida.
Y después, lo central de la cuestión: "Uno se hace adicto a los narcóticos porque carece de motivaciones fuertes en cualquier otra dirección. La droga se impone por defecto". La adicción nunca es el problema sino uno de sus efectos; el problema es aquello de lo que, algún día, se debería charlar: todos estamos enfermos de vida.
Magistral (no me refiero a detergentes), un abrazo y me permitiré difundir este enlace entre alguna gente que trabaja en el tema.

4:45 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Excelente comentario de un libro inolvidable, aunque ya lo olvidé.
Creo recordar que WB decía que las primeras veces en que se experimenta con drogas duras, no se percibe de inmediato su efecto. Esto le hacía razonar que el adicto quería ir hacia la droga, ya que debía probar varias veces hasta percibir su efecto en el cuerpo. Este razonamiento me ha cambiado la manera de ver el tema, ya que ni aún los especialistas consiguen entender este hecho. La voluntad del adicto.
Me parece que el tema de la droga no se reduce al de la adicción. Á mi entender hay varios tipos de relación a las sustancias, pero fundamentalmente dos: está el que lleva las cosas hasta el punto en que no se puede desaferrar, y se hace daño, con lo cual satisface una necesidad interior de castigo (perdón por el léxico analítico), y está el que consume social o placenteramente. Espero se entienda.
Para graficar esto, nada mejor que la respuesta que dió Keith Richard cuando le preguntaron que pensaba de la muerte de Kurt Cobain, muerto de sobredosis.
Richards dijo: Es como si te picara el culo y te gustara rascarte, a mi me gusta rascarme con un rallador, y a Kurt le salía pegarse un tiro en el culo. Es muy diferente.
Bueno saludos y avanti.

11:44 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Lo voy a explicar a mi modo, si sirve: Creo que para llegar a depender del alcohol o la droga deben existir ciertos factores. Una predisposición genética, un entorno, alguna psicopatía previa o fisura en la personalidad, el entorno y situaciones conflictivas y/o traumáticas. Yo nací en un stud, cada vez que ganaba un caballo...púm: asado y allí te convidaban vino, y porque no una pitada, aunque tuvieras ocho años. Llegó la adolescencia y descubrí una timidez casi patológica, de nuevo el alcohol para entonarme y encarar a las minas. El resultado desastroso; me quedaba sin minas y llegaba a casa al amanecer totalmente ebrio. Las razones familiares y detalles del entorno los obviaré. En cuanto al dicho que reza que "el alcohol es la puerta de entrada a otras drogas". ¡Vaya si lo pude comprobar!
La diferencia entre un alcóholico y quien no lo es (entre otras) es que este último disfruta la bebida, el alcóholico busca un efecto. Recuerdo que en esa época me ofrecían la alternativa de tomar Terma o Liberty y yo les decía: "esto no te pone en pedo" y terminaba con una Quilmes o un Gancia.
No se cura, hasta el día de hoy me apasiona la cerveza y no puedo decir: "Nunca más tomaré". Hace 5 años que salí, no hago terapia, no me hice evangelista. Cada uno debe encontrar su propia manera de salir...si tiene verdaderas ganas...
Espero que esto sirva para alguien y perdoná Gabriel la extensión, pero me tocó fuerte esta entrada. Gracias.

5:52 p. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Tenemos ojos para entretenernos, creo. Mientras vemos pasar la vida cada uno mira, observa, distingue, como puede. Todas las miradas son categorías de la misma especie, me parece. El asunto es que desde que vemos, me parece, ya estamos comprendidos dentro de las generales de la ley. O del campo visual. Si fuéramos ciegos, lo mismo. Lo digo así porque a veces pienso que desde que contraemos la vida contraemos también la angustia viral, cierto grado de conciencia o percepción o intuición o sospecha o algo de los límites. ¿Es demasiado existencialista la noción? Puede ser. Esa inquietud se expresa como puede. Ese "defecto" es un poco de todos, nos marca. ¿O no somos todos discapacitados en algún sentido? La norma, empero, se emplaza moralmente como correctivo social. ¿Pero de qué? ¿Con respecto a qué? ¿Podríamos imaginar un mundo de sordos cuyas normas se expresaran en megahertz? En parte, todos somos adictos. El fascismo: Hannah Arendt recuerda en uno de sus tratados sobre totalitarismo que el fascismo no es la prohibición de hacer tal o cual cosa, sino la obligación de hacer x cosa. Para el adicto (y es cierto: junkie trata sobre la heroína) sin embargo pareciera ue invariablemente las cosas funcionan sobre una sola salida: x. Luego, a medida que escribo, me doy cuenta que la lista que enarbolé al final de la nota sobre las adicciones es monstruosamente incompleta. ¿Saben cuántas listas más podríamos hacer entre los tres? Me extendí yo también. No tengo tantas certezas, al contrario. Un abrazo cinzcéu, Jorge y Andrés. Gracias por la incursión, es tema a debatir y compartir. Es tal cual lo de Richards. Lo de yo nací en un stud es "magistral", a propósito de caballo.

7:20 p. m.  
Blogger (Diego Loayza) Oneiros said...

En el prólogo a The Naked Lunch, tratado mayor de antropología del capitalismo, muestra como WB entiende el tema de la droga como una gigantesca empresa de creación de necesidades. La heroínomanía le sirve también, y sobre todo, para retratar a la sociedad moderna de occidente. No en vano dice que la necesidad absoluta es el Mal absoluto. ¿Cuantos zombis pueblan los malls de los Estados Unidos creyendo que llevan una vida libre y correcta cuando no son sino gusanos atraídos irresistiblemente hacia una droga que puede llamarse colchón, cámara de video, rifle, juego de play station, viaje a las Bahamas, vestidos Gucci, etc, etc, etc.?

7:20 p. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Daniel, gracias por la entrada. Tenés razón en lo de las campañas y la publicidad. El abrazo.

Diego, por supuesto. La imagen de los malls ya ha dejado de ser metáfora y, en la suma, representa una alegoría. El abrazo.

5:33 a. m.  

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