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06 mayo, 2007

Moto es un viaje interior

Para quienes amamos las motos, Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta es un libro tan esperpéntico como de culto. Lo escribió Robert M. Pirsig a comienzos de los setenta y se publicó en Estados Unidos en 1974. Veinte años después se tradujo al castellano (Mondadori, col. "Mitos de bolsillo"). Me lo regaló mi hijo Facundo para un cumpleaños y cada tanto lo vuelvo a leer al azar, después de limpiar bujias o ajustar cadena. Tiene esas manchas y el encanto "on the road" de aquellos años, un poco atravesado por la onda zen de la costa Oeste norteamericana; new age que ya despertaba, contracultura que emprendía la retirada. Del viaje interior y la expansión ácido de la conciencia, a la búsqueda de la armonía con el cosmos, el tai chi y las dietas orgánicas con arroz integral. No es un libro pretencioso, está atravesado por lugares comunes y tiene pasajes que bien pueden evitarse. Pirsig lo escribió porque es la crónica de un viaje en moto que emprenden él, su hijo de 11 años y una pareja amiga, por las rutas secundarias que van de Minnesota a California, atravesando las llanuras centrales del país. Los editores lo presentan como novela y no está mal, pero lo que prevalece son las observaciones y aprendizajes, refundiendo orientalismo y tecnología, un poco de mística solidaria con manillares y alforjas. Estrambótico el cruce, pero en algunas marchas funciona. Lo releo cada tanto y con placer porque es un engendro curioso. Como se ve, muy lejos de las Crónicas de Motel.
Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta (título bizarro, si los hay) guarda sin embargo el atractivo contracultural de los sesenta y setenta pero revierte el vulgar estereotipo motoquero de los Hells angels y otras pandillas. Nada que ver, moto -bien lo sabemos-, es libertad. Hollywood, la ignorancia, el lugar común y un buen número de automovilistas prejuiciosos y colmados de envidia han hecho el resto.
De este desconocido y heterodoxo libro no voy a rescatar las reflexiones del budismo vía vulgata californiana porque, es obvio, me superan; pero sí tienen valor algunas apreciaciones sobre la taxonomía de la moto, sus funciones y posibilidades, como así también los apuntes que Pirsig va haciendo sobre el arte, la creación y alguna que otra arriesgada teoría estética, de donde se desprenden el Fedro personje, Kant, Poincaré y una larga perorata sobre la Calidad que tanto le obsesiona como concepto. "Cuando el pensamiento analítico -el cuchillo- es aplicado a la experiencia, siempre hay algo a lo que se le da muerte en el proceso. Esto es cosa entendida en las artes. Mark Twain, después de haber reunido los conocimientos suficientes como para pilotear una embarcación en el Mississippi, descubrió que el río había perdido su belleza". Luego, "las relaciones estructurales de la moto son similares a las del establishment del gobierno, y sus funciones mantienen significación aún cuando todo lo demás ha perdido propósito". Otra: "Cuando sustraemos Calidad, obtenemos cuadratura. La ausencia de Calidad es la esencia de la cuadratura". El misticismo filosófico lleva a Pirsig a indagar en otras cuestiones, surgidas de la visión contemplativa del paisaje desértico. No necesita peyote, la moto y cada uno de sus componentes mecánicos dan dinámica al zen de la vida. Resolver el problema de un tornillo en el eje de suspensión es tan vital como cualquier dilema de la existencia. Un libro obvio, sin duda envejecido y tan infantil como ingenuo al cruzar Buda con un distribuidor o la retórica de Aristóteles con la organización de las válvulas. Sin embargo, en mi mente primaria y custom, tiene un lugar de privilegio. Como cuando viento y distancia se acoplan.

16 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Lo que son las cosas, si yo hallara este titulo en la librería no se me ocurriría comprar el libro, pero después de leer tu reseña claro que me animaba. Por eso es mejor darle una miradita a la crítica cuando tenga uno duda sobre determinado libro.

También me encantas las motos.

10:10 p. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Hola, Magda, veo que subiste un Sándor Marai. Excelente. Después de la temporada WG, sigo viaje. El abrazo y el viento entonces. Y Siempre gracias.

9:18 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hombredeacaballo también. Un saludo por el post, mijo.

5:25 p. m.  
Blogger Recomenzar said...

Muy interesante el texto. no sé como llegué a vos ya que soy bloguera de Miami...elnuevoherald.com

1:23 a. m.  
Blogger Recomenzar said...

Gracias por tus palabras..desde hoy te sigo¿motoquera????? ayudame y decime hace 4 ños que no ando por ahí..
Abrazos miamenses

10:10 a. m.  
Blogger Francisco Ortiz said...

Uno de esos libros por los que uno guarda un cariño que va más allá de la calidad e incluso de lo que dice. Se agradece que nos hables de él. Un abrazo.

3:40 p. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

MD: si andás en moto, digo. El abrazo.


Francisco, sí, claro. De los tantos libros que uno guarda y relee por efecto afecto. Te estoy leyendo bifronte, amigo.

3:55 p. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Rolo, me olvidaba de ud. paisano. Desensille pero baje la muleta siempre. Gracias.

3:57 p. m.  
Blogger Mi nombre es Mucha said...

Pasaba en moto.
Saludos

8:48 p. m.  
Blogger Clarice Baricco said...

Sólamente en mis sueños me he subido a una moto, y después de leer tu texto, uf...qué ganas de hacerlo y sentir el viento impregnado a mar.

Me conformaré con buscar el libro y pasearme en èl.

Abrazo

Graciela

12:42 a. m.  
Blogger ana said...

Hola,Gabriel.
Estaba perdida,no muerta. Ahora que me encontré o encontré mis lugares, leo tu análisis sobre este ¨Mitos de bolsillo¨ que me encantaría encontrar en alguna venta de usados de mi ciudad. Te cuento que lo más intrigante -para mí- es eso de las mezclas, ¿cómo puede cruzar Buda con un distribuidor o la retórica de Aristóteles con la organización de las válvulas? ¿Cómo le habrá quedado esa fusión?
Te dejo un abrazo grande

2:27 p. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Ana, sí, es estrambótico el cruce. Pero por momentos hay destellos que llaman la atención. El libro es una rareza, pero lo mío pasa por una cuestión afectiva. Con Facundo primero y las motos después. Eso sobre todo. Te mando un gran abrazo y te leo.

7:41 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me parecio ironico el titulo y hermoso el comentario por el afecto de donde viene el libro.

9:04 a. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Bárbara: no, para nada es irónico. Al contrario. Y gracias por el mensaje.

9:48 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Perdona por rectificar tu primer comentario. El libro fué traducido y publicado en España en 1978 por la Editorial Noguer.Aquel mismo año lo leí (durante mi servicio militar)y ahora estoy preparando un futuro viaje en moto por la ruta que describe.
Saludos desde Madid

10:32 a. m.  
Blogger Gabriel Báñez said...

Anónimo, gracias por la rectificación. Tratándose de motores, la palabra es adecuada. Te deseo lo mejor para ese viaje que estás a punto de emprender. ¡Viento y distancia, amigo!

8:28 a. m.  

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