Días atrás, gracias al meteorito que aseguran cayó en Entre Ríos, recordé que no debe haber actividad más relajante que la de perseguir extraterrestres. Tengo un conocido que cada 20 días o una vez al mes deja casa y mujer y sale a cazar alienígenas. "Entidades Desconocidas", les dice él. Anduvo por La Pampa fotografiando vacas mutiladas, por Córdoba, la Patagonia y Salta. Hasta fundó una asociación de él solo dedicada a la investigación Ovni. Le puso Research Ufo y algo más para estar a la moda. También la mujer está convencida de su vocación: "Mario no está, fue a Mendoza a levantar información", dice lo más campante, como si el tipo fuera agente inmobiliario, inversor en bienes raíces o agrónomo de campos marginales. Increíble. A la vuelta, él sale siempre con el mismo verso: "Pruebas concretas no traje, pero recabé algunos datos". Nunca nadie pudo saber qué hace con esos datos. Una vez me mostró una foto borrosa de un puntito en el cielo con lo que podía ser tanto un 747, Venus a la salida del sol o el reflejo de su anillo de casado en la lente de la Nikkon. Lo más tranquilizador del caso es que todo el mundo es consciente -él primero que nadie- de que jamás va a tener una miserable prueba de un miserable ET. Pero persiste. Y el asunto funciona a las mil maravillas para el matrimonio: cada 20 o 30 días marido y mujer se dan una tregua. Mientras Marito se ausenta para otear el cielo, ella debe hacer lo propio con algún cielorraso espejado de hotel. Las "Entidades Desconocidas" funcionan por partida doble. Seguro. Pero son felices, o al menos eso aparentan. Esta buena pareja ha encontrado la manera más cósmica de engañarse. Gracias a los extraterrestres sobrellevan una cornudez sensata, sin sobresaltos y manejada con agenda nocturna. Llevaban, mejor dicho, porque en cierta ocasión, más por comedido que por otra cosa, le sugerí a Marito blanquear la parodia, abrir el juego de infidelidades mutuas o bien, por qué no, hacerse swingers: podrían no sólo intercambiar parejas -eso sería lo más irrelevante-, sino evitar la fantochada de los relevamientos de datos, las fotos trucadas y hasta el argumento infantil de los avistamientos nocturnos. Creo que hasta dije que económicamente les convenía, por lo de las escapadas. No me olvido. Se puso pálido. Me llevó a un escritorio y de un fichero sacó cientos de hojas con desgrabaciones de testigos, fotos, planos y frasquitos sellados con lo que parecía óxido y polvo amarillento para analizar. Estaba mortificado. Desplegó revistas y recortes de casos célebres, desde Roswell en Nuevo México hasta los pictogramas en los campos ingleses. Me sentí una basura. Intenté arreglar el desastre pero fue peor. "Era un chiste", alcancé a decir. Él se quedó pensativo, abrumado. Luego comenté algo tan estúpido como infame: "Para Carl Sagan es imposible que estemos solos en el Universo". Me miró con asco y no agregó nada. Después la rematé: "Es simple deducción científica".
Conclusión: Marito abandonó la persecución alien, su mujer no me saludó más y yo, cada tanto, empecé a mirar el cielo con mayor intensidad y benevolencia. A qué negarlo: hay alrededor de 100.000 millones de estrellas en nuestra galaxia y existen miles de billones de galaxias en el Universo. Es ridículo pensar que estamos solos. No hay que ser prejuicioso.
6 Comments:
¿ Prejuicio o asociación de ideas?
"Tan lleno de fantasmas está el aire.." dijo Shakespeare. Gabriel, te estamos observando, estás rodeado...Jorge de Godos
Muy sugerente relato. Me recordó la conocida frase acerca de que hay otros mundos pero están en éste. No hay que serlo, es cierto. Abrazo.
Uno y otras no pueden convivir?
Fantasmas nos rodean, Georgito.
Abrazo, cinzcéu. No hay que serlo.
Ojalá todas las infidelidades fueran con estrellas del firmamento o con estrellas de hollywú, creo que así pese a las cornudeces, seriamos más felices. Saludos Gabriel.
Alvarex impenitente, sí. Ojalá. Para no terminar estrellado, digo.
Publicar un comentario
<< Home