<

Cisura

Cultura

Octubre

EL CURANDERO

PAREDON PAREDON

VIRGEN

LOS CHICOS DESAPARECEN

LES ENFANTS DISPARAISSENT

http://photos1.blogger.com/blogger/2389/2951/1600/LE CIRQUE NE MEURT JAMAIS

HECER EL ODIO

GONDOLAS

HECHO A MANO

EL CIRCO NUNCA MUERE

EL CAPITAN TRES GUERRAS FUE A LA GUERRA

HACER EL ODIO

26 febrero, 2007

INDEC

Es un libro que está de remate (DeRemate.com), casi o del todo olvidado y, por supuesto, sepultado por el título de ese best-seller mundial que produjo Adolf Hitler, quien antes de dedicarse al género catástrofe con Mi lucha pintaba naif (una irrelevancia sobre el poder de la crítica: los críticos alemanes desconsideraron al Hitler artista plástico, si lo hubieran alentado en su primera vocación, siempre me pregunto, ¿qué?). El Mi lucha al que me refiero es del polaco Slawomir Mrozek (1930), editado por el Centro Editor de América Latina hace ya varios años, un prodigio de fábula sin ínfulas aleccionadoras pero, desgraciadamente, hoy casi inhallable. Dos relatos de ese bello y perdido libro. El primero, "El elefante", parábola sobre la estupidez política y burocrática; el segundo, el del meteorólogo que es enviado a la estación de meteorología situada en una remota región del país para que envíe sus informes sobre el clima a la capital. Luego de sesudos y periódicos informes científicos, el meteorólogo recibe de las autoridades centrales una advertencia: desde la capital le piden que no sea tan derrotista. En suma, que no hable ni alerte sobre tormentas, granizos y tempestades porque eso es negativo e induce a bajar el ánimo en el resto de la población. El buen hombre verifica sus aparatos, controla anemómetros así como el resto de los instrumentales, y continúa con sus informes precisos: tiempo desmejorando, lluvias y probables inundaciones. Desde el poder central, la advertencia primera se transforma en orden y amenaza: o hay buen tiempo o lo castigan. Como riguroso y objetivo que es, siente que no debe traicionar su formación científica, pero así también y con la misma intensidad, siente que no debe arriesgarse a que le corten la cabeza. Está en una disyuntiva. Duda. Hasta que se ilumina y encuentra la salida: el lenguaje. Gracias al lenguaje de la retórica elusiva logra componer bellísimos informes diarios sobre el estado del tiempo sin por ello arriesgar su trabajo ni su cabeza. Son de este tenor: "dos nubecillas pícaras rondan el firmamento pero esto no es óbice para oscurecer la actividad del astro Febo que se las compondrá para asomar sobre los campos y..."
Mrozek produjo obras dramáticas reconocidas mundialmente, pero el del meteorólogo es uno de sus relatos más potentes y demoledores. En "El elefante" la ironía juega con un animal de plástico que dos empleados del zoológico deben inflar hasta la madrugada. Las autoridades exigen que haya un elefante y Mrozek prueba que cuando la realidad falla, nada mejor que la ilusión. Aunque el mamífero, al final del relato, salga volando.

24 febrero, 2007

El pathos de la sátira

Nota de Ninoska Mermoud

Leer nota

11 febrero, 2007

Felisberto Hernández y la espía soviética

Nota de A. Dujovne Ortiz en La Nación acá

10 febrero, 2007

Premoldeados

A propósito de Bolivia construcciones y la revocación de un fallo

"El plagio es necesario, borra una idea falsa, la reemplaza por una verdadera. El plagio está implícito en la idea del progreso", decía Isidore Ducasse en una de sus cartas. Tomaba de Pascal algunas notas y las redireccionaba parafraseándolo, pero avisaba el Conde. Sus editores tomaban debida cuenta, no problem. Sergio Di Nucci lo mismo: parece haber estado muy atento a la idea del progreso -edilicio en particular-, ya que en su Bolivia Construcciones tomó sin redireccionar párrafos enteros de Nada, novela de la catalana Carmen Laforet que en 1945 obtuvo el Premio Nadal, pero lo hizo sin avisar. Lástima. ¿Estaba reciclando un edificio viejo el periodista o trabajando con materiales nobles? Di Nucci se defendió mencionando "la reescritura como un principio constructivo de la novela". Tratándose el de Laforet de un libro escrito hace más de sesenta años, más que constructivo, diría Derrida, parece deconstructivo. Nada. El ganador del concurso La Nación-Sudamericana 2006 (participó bajo el seudónimo Bruno Morales) también produjo una nota altruista: "Quise aportarle lectores a Nada", se excusó. Otra vez nada, Nadal. Quien advirtió el aporte desinteresado de Di Nucci a los herederos de los derechos de autor de la escritora fallecida en el 2004, fue un joven de 19 años, Agustín Viola (DNI. 33.284.046), quien después de comparar ambas estructuras envió una carta a los organizadores del certamen. En su carta el joven transcribe dos párrafos, el primero pertenece a la novela de Laforet:

"De pronto se abrió la puerta de una patada de Juan, y Gloria salió despedida, medio desnuda y chillando. Juan la alcanzó y aunque ella trataba de arañarle y morderle, la cogió debajo del brazo y la arrastró hacia el cuarto de baño. (…) Juan metió a Gloria en la bañera y, sin quitarle las ropas, soltó la ducha helada sobre ella. (…) De pronto soltó a Gloria –cuando ella ya no se resistía- (…) Yo estaba en un rincón del oscuro pasillo."(Laforet, Carmen, 1994, Nada, Madrid, Ediciones Destinolibros, página 129)

El segundo párrafo corresponde a la novela de Di Nucci:

"De pronto se abrió la puerta de una patada de Mariano, y Silvya salió despedida, medio desnuda y chillando. (…) Mariano la alcanzó, y aunque ella trataba de arañarle y morderlo, la agarró debajo del brazo, la llevó al pasillo, y de ahí a ese baño que estaba separado. (…) Mariano metió a Silvya debajo de la ducha, y sin quitarle la ropa que le quedaba, soltó la lluvia helada sobre ella. (…) De pronto soltó a Silvya – cuando ella ya no se resistía –."(Morales, Bruno, 2006, Bolivia Construcciones, Buenos Aires, Sudamericana., páginas 168 y 169)

Parece cierto que en el gremio de la construcción mucho se ha avanzado últimamente. La técnica de los premoldeados con el ensamblaje en seco es, hoy por hoy, uno de los métodos más efectivos.

03 febrero, 2007

El museo de los esfuerzos inútiles

A propósito de publicar, leer y trascender

En uno de sus más logrados textos, el poeta y ensayista mexicano Gabriel Zaid habla sobre Los demasiados libros. Con este sencillo título el escritor alude tanto a la inutilidad del libro como objeto de exhibición del saber (del enciclopedismo a los Círculos de Lectores), como al concepto libro en tanto ícono de prestigio cultural. Pero Zaid va un poco más allá. Se toma algunos tramos del ensayo para hablarnos de un hecho sintomático de estos tiempos: la pasión expositiva de muchos por convertirse en escritores antes que en lectores. Ecuación de la modernidad que expresa un desplazamiento histórico: de refugiarse en la lectura al muy actual encanto de mostrarse, ser leído. Se prefiere escribir cualquier cosa antes que la tarea y el placer intelectual de leer a otros. Seguir leyendo acá